“Demon Slayer: Infinity Castle” no solo lidera la taquilla por segundo fin de semana consecutivo, sino que ha derribado un récord largamente imbatible, consolidándose como la película de anime más taquillera en la historia del país.
El éxito arrollador de esta nueva entrega de la franquicia Demon Slayer ha sacudido las bases de la industria cinematográfica. Con US$ 17,3 millones recaudados entre viernes y domingo, la cinta distribuida por Crunchyroll y Sony ha elevado su total nacional a más de US$ 104 millones en apenas nueve días, una cifra sin precedentes para una producción de anime en el mercado estadounidense.
Hasta ahora, ninguna de las más de cien películas del género estrenadas en el siglo XXI había logrado superar la barrera de los US$ 50 millones. Con “Infinity Castle”, ese techo quedó pulverizado, y con ello la percepción de Hollywood sobre el potencial del anime en la gran pantalla.
Respaldada por un 98 % de aprobación en Rotten Tomatoes y un recibimiento entusiasta de la crítica, la película ha conectado especialmente con la Generación Z y la Generación Alfa, quienes ya ven en el anime un lenguaje cultural cotidiano. “Si esta tendencia se consolida y no se trata de una anomalía, abrirá una nueva categoría de éxito para los cines y los estudios”, afirmó Paul Dergarabedian, analista de Comscore.
El fenómeno recuerda a otros inesperados éxitos juveniles como A Minecraft Movie de Warner Bros., aunque los especialistas advierten que el fervor puede ser tan volátil como expansivo. Sin embargo, lo logrado por Infinity Castle ya es histórico: el viernes pasado, superó a Pokémon: The First Movie (1999), que durante más de dos décadas ostentó el título del anime más taquillero en EE.UU.
Mientras la cinta de Tanjiro y Nezuko dominaba las salas, otras producciones como Him de Universal (US$ 13,5 millones) o The Conjuring: Last Rites (US$ 12,9 millones) quedaron relegadas. La diferencia es clara: el público buscaba una experiencia colectiva, vibrante y emocional, justo lo que la épica de Demon Slayer les ofrecía.
Más allá de los números, el verdadero impacto está en lo simbólico. Con “Infinity Castle”, el anime dejó de ser un nicho importado para convertirse en protagonista de la conversación cultural estadounidense. Lo que ayer era un fenómeno de culto hoy se revela como una fuerza imparable capaz de marcar el pulso de Hollywood.