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Siete maridajes veraniegos que desafían las reglas

Cuando la alta enología se encuentra con el sabor auténtico de la calle, nace una experiencia veraniega irreverente, refrescante y absolutamente deliciosa.

¿Quién dijo que el vino solo acompaña platos de mantel blanco y cubiertos de plata? Este verano, dejamos de lado los convencionalismos y nos aventuramos por los mercados, carritos y esquinas del mundo para descubrir siete maridajes inesperados. Porque sí, el mejor tinto de Mendoza puede realzar un taco callejero y un riesling alemán puede acariciar un bocado picante de Bangkok. La clave está en la armonía entre contrastes: la frescura del vino, el carácter de la comida, y el atrevimiento de quienes no temen desafiar las reglas.

1. Tacos al pastor – Malbec argentino

La explosión de sabores del taco al pastor —carne de cerdo marinada, piña, cebolla y cilantro— encuentra su contrapunto ideal en un Malbec joven de Mendoza, con taninos suaves y notas frutales que elevan la jugosidad del plato. Un matrimonio entre lo ahumado, lo dulce y lo especiado.

2. Falafel libanés – Sauvignon Blanc neozelandés

Crujiente por fuera, tierno por dentro, el falafel es una joya vegetal del Medio Oriente. ¿El acompañante perfecto? Un Sauvignon Blanc de Marlborough, con acidez vibrante, toques herbáceos y cítricos que resaltan el tahini y el frescor del tabulé o las salsas de yogur.

3. Arepa venezolana con reina pepiada – Albariño gallego

La cremosa mezcla de aguacate y pollo dentro de una arepa caliente pide a gritos un vino blanco con nervio y mineralidad. Un Albariño de Rías Baixas, fresco y salino, corta la untuosidad y añade una dimensión marina al bocado.

4. Hot dog americano con toppings – Cava brut español

Sí, un hot dog también puede tener su vino. La efervescencia de un cava brut equilibra la salinidad del embutido y limpia el paladar entre cada mordida de mostaza, pepinillo y cebolla. Una fiesta urbana con burbujas.

5. Pad Thai tailandés – Riesling alemán

Este clásico asiático de arroz salteado, cacahuates, salsa de tamarindo y chile picante pide algo que enfríe sin opacar. Un riesling alemán (Kabinett), con leve dulzor, notas florales y excelente acidez, domará el picor y exaltará el equilibrio del plato.

6. Pizza callejera napolitana – Pinot Noir de Oregón

Masa delgada, salsa de tomate natural, albahaca fresca y mozzarella derretida. Sencilla, pero intensa. El maridaje ideal: un Pinot Noir del Valle de Willamette (Oregón), ligero pero expresivo, con toques terrosos y frutales que se funden con cada mordisco.

7. Ceviche peruano – Verdejo de Rueda

Ácido, fresco y lleno de matices cítricos, el ceviche necesita un vino que siga su ritmo sin competir. Un Verdejo de Rueda —intenso, frutal y ligeramente amargo— resalta el pescado, el limón, el cilantro y hasta el ají sin perder elegancia.

Una revolución en copa y plato

Estos siete maridajes nos demuestran que el vino no es exclusivo de las mesas sofisticadas, sino que puede —y debe— viajar con nosotros al ritmo del mundo. Desde una esquina en Lima hasta un carrito en Beirut, el vino tiene la capacidad de elevar lo cotidiano y brindar una nueva perspectiva a los sabores que amamos.

Así que este verano, saca la copa, pide ese platillo callejero que tanto te tienta y brinda por las reglas… rotas con estilo.

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