El 31 de mayo no es un día cualquiera para los amantes de la repostería fina. Es la fecha en la que el mundo rinde homenaje a uno de los dulces más sofisticados, delicados y emblemáticos de la tradición pastelera francesa: el macarrón.
Con su textura crujiente por fuera y tierna por dentro, sus colores pasteles que parecen salidos de una paleta de acuarela y sus infinitos sabores que van desde el clásico chocolate hasta el atrevido pétalo de rosa o maracuyá con albahaca, el macarrón se ha ganado un lugar privilegiado en el corazón —y en el paladar— de millones de personas en todo el mundo.
Un origen disputado, una evolución exquisita
Aunque muchos asocian inmediatamente el macarrón con la alta pastelería parisina, su origen se remonta al siglo VIII en Italia. Fue durante el Renacimiento cuando Catalina de Médici llevó esta delicia a Francia como parte de su séquito culinario al casarse con Enrique II. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando los chefs franceses Pierre Desfontaines, de la célebre casa Ladurée, y Claude Gerbet perfeccionaron el concepto tal como lo conocemos hoy: dos conchas de almendra unidas por un ganache cremoso.
Desde entonces, el macarrón ha dejado de ser un secreto aristocrático para convertirse en un ícono de la repostería gourmet internacional.
El arte de lo efímero
Hacer un buen macarrón es un acto de paciencia, precisión y pasión. Su delicada estructura exige exactitud milimétrica en la mezcla del merengue italiano, el uso de almendras finamente molidas y una cocción perfecta. No es casualidad que sea considerado uno de los dulces más difíciles de elaborar.
Los grandes chefs lo saben: cada macarrón es una obra de arte efímera, que se deshace en la boca con una explosión de sabor tan breve como inolvidable.
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Celebrarlo es saborearlo
En ciudades como París, Tokio, Nueva York o Buenos Aires, el 31 de mayo se celebra con degustaciones, talleres y ediciones limitadas de macarrones de temporada. Las principales casas reposteras —como Ladurée, Pierre Hermé o Fauchon— aprovechan la ocasión para lanzar sabores innovadores y rendir tributo a la tradición con propuestas que rozan lo poético.
Para quienes desean conmemorar este día desde casa, existen kits para hornear macarrones, perfectos para descubrir en familia o en pareja los secretos de esta joya pastelera. Y para los más curiosos, las redes sociales rebosan de tutoriales, catas virtuales y retos que celebran la creatividad en cada bocado.
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Un dulce que une generaciones
El macarrón trasciende edades, culturas y estilos de vida. Su estética minimalista y su sabor elegante lo convierten en el acompañante perfecto para un café de media tarde, una celebración íntima o un regalo sofisticado. No importa si tienes 18 o 65 años: el encanto del macarrón es universal.
Este 31 de mayo, alza tu taza de té o tu copa de champagne y rinde homenaje a este símbolo de elegancia comestible. Porque hay placeres que, aunque pequeños, logran transformar cualquier momento en una experiencia memorable.
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