La Antártida, el lugar más frío de la Tierra, experimenta una ola de calor récord que ha elevado las temperaturas hasta 10 ºC por encima de lo normal, alarmando a los científicos por las posibles consecuencias para el futuro del continente y millones de personas en todo el mundo. Desde mediados de julio, partes de la Antártida Oriental, donde las temperaturas suelen oscilar entre -50 y -60 ºC, han registrado temperaturas cercanas a -25 a -30 ºC.
Este fenómeno inusual, que podría continuar durante la primera mitad de agosto, ocurre en pleno invierno antártico, cuando las temperaturas deberían ser extremadamente bajas. La ola de calor plantea serias preocupaciones, ya que el continente antártico alberga la mayor parte del hielo del planeta. Si este hielo se derritiera, el nivel del mar aumentaría más de 45 metros, causando un impacto catastrófico en las comunidades costeras de todo el mundo.
David Mikolajczyk, meteorólogo del Centro de Datos e Investigación Meteorológica Antártica de la Universidad de Wisconsin-Madison, advirtió que más olas de calor en futuros inviernos podrían dejar a la Antártida menos fortificada para el verano, aumentando la vulnerabilidad al derretimiento. Esto también podría alterar las circulaciones oceánicas globales, fundamentales para mantener un clima habitable en el planeta.
El evento actual, según Thomas Bracegirdle, subdirector científico del British Antarctic Survey, es una señal importante de lo que podría suceder a largo plazo. Aunque estas olas de calor deberían ser raras en la Antártida, el cambio climático podría hacerlas más frecuentes y extremas. La perturbación del vórtice polar sur, responsable de esta ola de calor, es un fenómeno que ocurre aproximadamente una vez cada dos décadas, pero su frecuencia podría aumentar.
Este evento también resalta la acelerada pérdida de hielo en la Antártida. Desde la década de 1980, la pérdida de masa de hielo se ha incrementado en un 280%, según un estudio de 2019. La ola de calor actual es la segunda en los últimos dos años, después de la de marzo de 2022, que también registró desviaciones de temperatura sin precedentes.
El impacto del calentamiento en la Antártida ya se está sintiendo, con el Polo Sur calentándose más de tres veces la tasa promedio mundial entre 1989 y 2018. Investigaciones recientes indican que el derretimiento en la Antártida Oriental es igualmente preocupante que el de la Antártida Occidental.
En resumen, la ola de calor en la Antártida es un recordatorio alarmante de los efectos del cambio climático y la urgencia de tomar medidas globales para proteger nuestro planeta. La comunidad científica continúa monitoreando y estudiando estos eventos para comprender mejor su impacto y buscar soluciones que mitiguen el calentamiento global y sus consecuencias devastadoras.